Es la excusa para los recortes y deterioros a que nos someten. De quienes son vasallos nuestros gobiernos es de los mercaderes, sobre todo de los financieros. Los mercados han sido progresivamente desregulados desde hace cuatro décadas en lo que llamamos neoliberalismo. Así especulan con alimentos, hipotecas, recursos minerales y energéticos, deuda de países, incluso apuestas sobre la bancarrota de países enteros.
No se puede calmar a los mercados, porque su única lógica es evitar cualquier control en la competencia por aumentar los beneficios. Las reformas constitucional y laboral o los recortes y privatizaciones en servicios y prestaciones sociales solo han servido para incrementar su poder y su voracidad.
A los mercados no hay que tranquilizarlos, hay que controlarlos y someterlos al interés general.