Esta es una de las excusas del gobierno para imponer la nueva reforma laboral. En realidad, lo que se persigue al abaratar el despido es reducir los costes laborales de las empresas y que los trabajadores acepten una reducción de su salario por el miedo a ser despedidos.
Las empresas tienen multitud de formas de contratación (por obra determinada, por tiempo parcial, incluso por días) como para contratar, si lo necesitan, sin tener que preocuparse del despido de un supuesto contrato indefinido.
Facilitar el despido, mina la confianza de los trabajadores y deprime su capacidad adquisitiva, lo que reduce las ventas, por lo cual las empresas no necesitarán más trabajadores, sino menos. Esto afecta más a las pequeñas empresas, más dependientes del consumo interno.
Con la anterior legislación, España ha tenido tasas de desempleo del 8%, lo que demuestra que el nivel de empleo es independiente de la regulación laboral.