Japón tenía, el 11 de marzo de 2011, 54 reactores funcionando que cubrían el 28% de la demanda eléctrica. En este momento, a 16 de mayo de 2012, están todos parados y desconectados de la red. Es decir, Japón cubre su demanda sin energía nuclear. España tiene 8 reactores en funcionamiento, que cubren el 20% de la demanda. Por lo tanto prescindir de ellos parece, a priori, más fácil que en Japón.
¿Como es posible que un país como Japón cierre de forma tan apresurada todas sus centrales nucleares y siga teniendo electricidad? Para entenderlo es necesario conocer el funcionamiento del sistema eléctrico y la forma en que aporta su electricidad cada central. Las centrales nucleares, cuando están en funcionamiento, aportan toda la potencia posible – unos 1000Mw – de forma continua. Por lo tanto, cuando paran (sea por recarga programada, por avería o por otra razón) también desconectan de golpe, o en un tramo de varias horas, toda esa potencia. Con cierta frecuencia ocurre que las nucleares están desconectadas, y no es raro que la mitad de ellas lo estén. Por lo tanto es necesario tener una potencia instalada de reserva – generalmente basada en centrales térmicas de gas, fuel o carbón – para cubrir esas eventuales bajadas, de al menos la mitad de la potencia del conjunto de las centrales nucleares. Como además es necesario mantener una oferta de electricidad algo superior a la demanda en todo instante, para evitar apagones, y hay que tener en cuenta que también las centrales térmicas pueden estar fuera de servicio, por mantenimiento, averías, etc. y por tanto es necesario tener una potencia térmica superior a la que va a estar disponible, no es extraño que Japón tuviese ya, en el momento del accidente, prácticamente toda la potencia necesaria para prescindir de las nucleares.
En el caso de España, prescindir de las nucleares es mucho más fácil. Si se abre cualquiera de los boletines mensuales de Red Eléctrica Española – por ejemplo el último – se comprueba que hay más de 100.000Mw instalados para una potencia récord de 45.000Mw. Por lo tanto hay el doble de potencia instalada más que la necesaria, y se puede prescidir de lo que se quiera, no solo de las nucleares. Esto es debido a que tras la liberalización del sector eléctrico, se instalaron 20.000 Mw de centrales de gas de ciclo combinado – ahora hay muchos más – que no hacían falta, pero que se construyeron para producir electricidad de forma más rentable para sus propietarios (las grandes eléctricas). También hay que tener en cuenta unos 25.000Mw renovables construidos en los últimos años.
En resumen, sobra potencia instalada, suficiente para cerrar las nucleares sin ningún problema técnico de cobertura de la demanda.
Ecologistas en acción
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