El parlamento representa la voluntad popular

Esta supuesta representación del Parlamento se intenta sustentar en su elección periódica. Cada cierto tiempo, con la periodicidad que ellos han definido, y por decisión del Presidente del Gobierno, a la población con derecho a voto, que no somos todxs, se le abre la oportunidad de poder votar. Pero hay una gran diferencia entre tener la oportunidad de votar y elegir a los representantes.

En las pasadas elecciones, con un censo de más de 34.000.000 de personas, el partido más votado obtuvo cerca de 11.000.000 de votos, el 31% de la población con derecho a voto (el 22% de la población real) y un 44% del voto válido, lo que sin sonrojo se ha calificado de “victoria aplastante” y ha inflado el porcentaje de escaños de la opción ganadora hasta una mayoría absoluta de ¡¡¡el ¡53%!!!!, lo que les otorga una dictadura de facto que ya hemos empezado a sufrir.

Porque en el caso español nos encontramos ante uno de los sistemas que mantiene una proporcionalidad más baja del mundo, donde más abismales son las diferencias de valor de los escaños. En las pasadas elecciones generales de 2012 esta diferencia llegó a ser de casi cuatro veces más para algunos partidos (hasta 227.538 votos llegó a costar el escaño, frente a los 58.073 votos que le costaron al PP).

En base a esta minoría, el rodillo del parlamentarismo se pone en marcha, autoproclamándose legitimado para hacer y deshacer libremente lo que se le antoje, aunque sus antojos no tengan nada que ver con lo que dijo que iba a hacer, aunque sus decisiones fuesen dañinas para el pueblo, y por tanto rechazadas aplastantemente de poder hacerse. Pero nada puede hacerse para pararles, al no disponer de herramientas, de libertades políticas, para hacerlo.

Denunciamos esta sobrevaloración de los votos a los partidos mayoritarios, junto con otras muchas carencias de este sistema electoral, como las listas cerradas, que no permiten la elección abierta de candidatos, o el sometimiento de los parlamentarios a la disciplina de voto. Denunciamos que el sistema manipula completamente la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas. Definitivamente, el Parlamento no nos representa.

 

Grupo de trabajo de política a corto plazo Sol

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