Los atascos se solucionan ampliando carriles o con nuevas carreteras

Durante mucho tiempo desde el movimiento ecologista se defendió la idea de que la construcción de carreteras generaba más tráfico, en contra de la opinión de buena parte de los responsables de la gestión del tráfico. Las evidencias y numerosos estudios nos dieron la razón y hoy es un razonamiento generalmente asumido. Así lo confirma el famoso estudio de 1994 de SACTRA (“Trunk Roads and the Generation of Traffic”), que facilitó evidencias del impacto de la construcción de carreteras sobre los niveles de tráfico en diversas áreas concretas.

A pesar de ello, causa perplejidad comprobar una y otra vez como estos mensajes no calan en los responsables de planificación del Ministerio de Fomento ni en los de la mayor parte de las comunidades autónomas o ayuntamientos.

Ahora bien, del mismo modo que se ha comprobado que las nuevas infraestructuras para los automóviles inducen más tráfico, lo contrario también es cierto. Así, muchos ejemplos muestran que es posible reducir la capacidad de calles y carreteras sin que se incremente el tránsito de coches en los alrededores. Es lo que se conoce como “evaporación” del tráfico, un proceso que trae aparejadas muchas otras ventajas.

El estudio que más se ha referenciado para apoyar la evaporación del tráfico es el realizado en 1998 por varios investigadores británicos (Cairns S., Hass-Klau C. and Goodwin P. B. “Traffic Impact of Highway Capacity Reductions; Assessment of the Evidence”. Landor Publishing, London, 1998). Una actualización de este estudio, realizada en 2002, corroboró los resultados anteriores, analizando 70 casos de reducción de espacio para los coches en 11 países diferentes.

La ampliación de viario para solucionar atascos es contraproducente, por el efecto de atracción de tráfico que tienen. Resulta aún mucho más eficaz su reducción por el fenómeno conocido como “evaporación” del tráfico.

Ecologistas en acción

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