Las autovías son más seguras. Entre un lince y una vida humana, no hay duda.

Aunque a menudo es cierto que la tasa de accidentalidad (siniestros por pasajero y kilómetro) es menor en autovías que en carreteras convencionales (no siempre es así) conviene matizar algunas cuestiones:

  • Hasta 2004 España era uno de los países con más kilómetros de autovías y, a la vez, uno de los que más siniestralidad vial sufría. En 2003, por ejemplo, fallecieron 3.993 personas en las carreteras españolas.
  • Lo que realmente ha reducido los siniestros no ha sido la construcción de más autovías, sino la política de menor tolerancia con los excesos de velocidad, con el alcohol, etc. (carné por puntos, considerar delitos determinadas infracciones, etc.). Así, en 2011 fallecieron 1.479 personas en nuestras carreteras, menos de la mitad que siete años antes.
  • Si realmente se pretende reducir la siniestralidad no parece que construir autovías sea la mejor política, puesto que tienen un importante “efecto llamada”, esto es, animan a más gente a conducir. Y más coches en circulación suponen más riesgo.

Para reducir la siniestralidad lo razonable sería establecer políticas que limiten el uso del coche y potencien el transporte público. Es mucho más seguro viajar en autobús o en tren, puesto que por kilómetro recorrido la siniestralidad se divide por 5 o por 20, respectivamente, con respecto al coche.

Es mucho más seguro viajar en transporte público que en coche. Así que si hay un problema de siniestralidad, la mejor opción es promover el transporte público y restringir el uso del coche.

Ecologistas en acción

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